La Escuela
para la Libertad de las Mujeres
Una
experiencia de educación popular feminista
La educación popular es una de las principales corrientes de
pensamiento y acción emancipatoria nacidas en el entorno de la revolución de
1968, porque ha sido definida en sí misma como un
proceso de liberación en tanto ha cambiado en
profundidad los modos de valorar la diversidad de conocimientos y la forma de
transmitirlos, las formas de concebir y practicar el acto educativo, en particular
en el seno de los movimientos anti-sistémicos.
Desde
la década de los años setenta las propuestas pedagógicas de Paulo Freire fueron
debatidas en los movimientos, como forma de profundizar el trabajo político de
los militantes con los pueblos oprimidos. En ese sentido, Freire defendía la
idea de que para transformar la realidad hay que trabajar con el pueblo y no
para el pueblo (como una forma de superar el vanguardismo). Sus propuestas metodológicas buscaban potenciar la
autoestima de los oprimidos, revalorando sus saberes, que no los consideraba
inferiores a los saberes académicos (Zibechi, 2018).
La metodología
de la educación popular ha sido fundamental también para el trabajo político
del feminismo, ya que la realidad de las mujeres, sus prácticas sociales y
quehaceres cotidianos son el punto de partida para la reflexión, para volver a
los mismos y transformarlos. Así, se rescata los saberes y las experiencias de
las mujeres del silencio, el ostracismo, el desconocimiento y la negación. Se cuestionan
el orden patriarcal, las prácticas sexistas, discriminatorias y de exclusión. Se
vinculan teoría y práctica, dando lugar a diálogos de saberes que retoman el
cuerpo y las acciones cotidianas, como escenarios prioritarios de revisión y
análisis (Arana y Rapacci, 2013).
La educación popular entre mujeres fue el resultado
de sus experimentaciones: una propuesta educativa que recupera el ámbito de lo
personal y rescata las experiencias cotidianas de las mujeres en el espacio
doméstico y en sus roles reproductivos, para construir el nosotras: las mujeres
como momento de identidad colectiva y de reflexión sobre el carácter político de
las vivencias personales y para proyectarse en la acción hacia sí mismas y
hacia fuera, en la búsqueda del cambio personal y de la acción colectiva.
Entendiendo la metodología como el proceso
sistemático e intencionado de producción de conocimiento colectivo, la
educación popular feminista sustenta en la pedagogía la afirmación de que las
personas conocemos todo el tiempo y con todo el cuerpo. No sólo con la mente y
con la racionalidad. En consecuencia, busca recuperar y validar las formas de
conocimiento de las mujeres que han sido devaluadas en nuestras sociedades
patriarcales. En tal sentido, la educación popular feminista se afirma más como
política que como pedagogía. Aspira a formarnos para desarrollar en nosotras el
deseo por ejercer poderes vitales, en lo personal y en lo colectivo. Por ello,
la educación popular que estamos construyendo es sustantivamente política y
feminista y adjetivamente pedagógica, comunicativa e investigativa (Torres,
2010).
De acuerdo a Arana y Rapacci (2013),
la educación popular feminista como ejercicio político de las mujeres tiene
como base dos consideraciones: a) La posibilidad de crear de manera innovadora
espacios, tiempos, modos y procesos educativos que amplían para las mujeres las
posibilidades de formación y acceso al conocimiento y a la cultura universales
que de otra manera les habían sido negados históricamente. b) “La práctica
política entre mujeres”, y el “partir de sí” ideados por el feminismo como
estrategia y método “con, desde y para” las mujeres, reconoce los saberes
propios y las experiencias previas que aportan las mujeres en todos los
procesos de formación, capacitación, autoayuda y aprendizaje en que participan.
Las experiencias de educación
popular feminista cuestionan la lógica de dominación establecida por los
sistemas de educación tradicionales y promueven, activamente, la
descolonización cultural, partiendo de un diálogo de saberes en el que la
relación teoría-práctica permite y favorece la identificación y valoración de
los conocimientos que los pueblos y las mujeres van creando en el devenir
histórico (Korol, 2008).
Este enfoque devela y cuestiona la
dominación patriarcal y capitalista y la cultura androcéntrica; busca la
horizontalidad en las relaciones y la autonomía de las mujeres; valora el
diálogo en la práctica política, como componentes de la pedagogía
emancipatoria, interesada en alimentar los procesos formativos, esclareciendo
el cómo se construye el conocimiento, las relaciones de poder existentes en esa
construcción y los sujetos que formulan los intereses y los contextos en que
han sido producidos (Arana y Rapacci, 2013).
Una
escuelita para la libertad y la autonomía de las mujeres
La
escuelita me dio la seguridad que carecía,
rompió
con las cadenas del miedo y de los estereotipos,
me
siento libre de decidir y me encanta esta versión mía
Gude, 4ta gen.
La Escuela para la libertad de las
mujeres o “La Escuelita”, como la denominamos, es un proyecto de educación
popular feminista en Oaxaca, México. En un inicio la soñamos como escuela de
oficios no tradicionales para mujeres, para aprender plomería, electricidad,
albañilería, herrería, mecánica, técnicas constructivas ecológicas etcétera y
la fuimos bordando en combinación con formación feminista, técnicas de
autodefensa y otros conocimientos para nuestro fortalecimiento y autonomía.
La Escuela para la libertad de las mujeres surgió,
entonces, como una respuesta a la necesidad de autonomía que necesitamos las
mujeres. Una escuela que aporte herramientas inmediatas, de autodefensa,
manuales, teóricas, de autoconciencia, de acción/arte/política/colectiva. La
Escuelita es el resultado de una historia propia y ancestral
de resistencia y rebeldía. Y como la historia misma, la estamos haciendo a cada
momento, a cada pasito, aprendiendo en el camino, juntas y con mucho esfuerzo.
México es un
país duro para las mujeres, nos matan porque se puede, porque el odio tiene
impunidad. La violencia histórica acumulada en el cuerpo de las mujeres da
cuenta que los procesos de colonización y despojo empezaron y fueron posibles
con la violencia del cuerpo y sexualidad de las mujeres, así como con la
apropiación de su trabajo gratuito. En la actualidad, oficialmente se asesinan
ocho mujeres diariamente;[3]
35 mujeres son violadas al día –muchas de éstas como violaciones correctivas–;[4]
hay medio millón de víctimas de trata de personas hasta el 2016 –el 93% son
mujeres, el 45% niñas indígenas y 26% menores de edad–;[5] hay 8,489 mujeres desaparecidas.[6]
En el Estado de
Oaxaca, como en otros estados de la república, se asesina brutalmente a mujeres
y lesbianas en cantidades alarmantes e indignante impunidad.[7]
A las mujeres no nos matan simplemente por ser mujeres, al matar a una mujer o
lesbiana se envía un mensaje de terror a todas nosotras como colectivo. La
violencia patriarcal es por lo tanto un medio de producción de pasividad y
dependencia. Y siendo más de la mitad de estos crímenes patriarcales cometidos
por hombres cercanos, familiares y/o sus parejas, reafirmamos que la “dictadura”
patriarcal de propiedad sobre el cuerpo y la vida de las mujeres sigue vigente
en la actualidad.
Hay indiferencia
ante el clamor de justicia de nuestras hermanas por los golpes, violaciones,
asesinatos, desprecio, abusos, porque son los poderes del Estado, el cual actúa
como parte en dicho crimen. Cada gesto violento dirigido contra las mujeres, en
el marco del patriarcado que vivimos, es un crimen político que sostiene la
persistente brecha de poder entre hombres y mujeres.
Entender las
razones escondidas detrás de la violencia hacia un grupo social específico, en
el caso de las mujeres y lesbianas, nos permite reconfigurar la lucha y afirmar
que: la violencia se combate por medio de la construcción de autonomía concreta
en todos los niveles de la existencia de las mujeres. Y es a partir de ese
entendimiento que surge la Escuela para la Libertad de las mujeres en Oaxaca de
Juárez, México.
En 2014 pudimos concretar el sueño
gracias a un concurso que ganamos convocado por el Ayuntamiento de
Vitoria-Gastéiz. La Escuelita, es un proyecto feminista de formación teórica,
de autoconciencia, autodefensa, técnica y artística y de fortalecimiento para
las mujeres, en el Municipio de Oaxaca, con la que se pretende abonar a la
erradicación de las condiciones de exclusión social, económica, laboral,
educativa, política, a los índices de lesbo-homofobia y violencia feminicida
que viven las mujeres. Es una propuesta escolarizada gratuita, que se lleva a
cabo en trece semanas y aporta a la educación popular feminista con una
innovadora propuesta metodológica de cinco módulos:[8]
1) Formación Lésbica Feminista, donde historizamos la violencia hetero
patriarcal senti-pensada desde la cuerpa-territorio[9]
para sanarla y hacer acción colectiva para la transformación.[10]
Comprendí que ser lesbiana va más allá de una
relación, en términos políticos, es un golpe duro para el patriarcado y el
capitalismo (Edith S., 3ra. gen.).
El Lesbofeminismo en particular me parece una gran herramienta para
replantearnos no sólo nuestra orientación del deseo, si no para pensar en las
violencias que hemos sido sometidas, una postura que todas las feministas
deberían considerar por brindarnos reflexiones críticas y profundas, empezando
por nuestra propia experiencia (Coral
G., 1ra gen.).
Darnos
cuenta que todas, absolutamente todas, hemos sido violentadas sexualmente (en
diversos niveles) ha sido una gran motivación para hermanarnos y apoyarnos. ¡BASTA
YA! (Ivonne P., 4ta gen.).
La escuela me ayudó mucho para resignificar muchas construcciones
sociales que por muchos años me parecían normales… y sobre todo logré la
formación política feminista y anti-capitalista, teóricamente me sembró las
ganas de conocer más a acerca de la ideología feminista, que es lo que
actualmente hago, leer a feministas. En la práctica he cambiado mi forma de actuar y en gran
medida el lenguaje que utilizo para nombrar las cosas. (Galindo, 4ta gen.)
Me ayudó
para sentirme más orgullosa de ser mujer y honrar a mis antepasadas. (Cintia
R.)
Además de la reflexión teórica
sobre la opresión hetero-colonial-patriarcal,
los talleres vivenciales de “Sexualidad y geopolítica del placer”[11] y “Sanación de la
violencia”[12],
aportan a la reapropiación de nuestras cuerpas y placeres y pensarnos en
colectivo para resignificar nuestras potencialidades.
El taller
de sexualidad me abrió la mente, se nos ha sometido a través del
desconocimiento de nuestro propio cuerpo y la vergüenza hacia nuestro propio
placer. Me dejó profundos cambios, cuestionar el amor romántico me dejó ver la
forma en la que mis relaciones de amor estaban sutilmente sometiéndome mediante
la violencia e ideas falsas (Ingrid, 5ta gen.)
Los
ejercicios con la naranja fueron de reconexión con mi vulva, amé amar mi cuerpa
y saberme libre de desear. Hubo mucha catarsis, autoexploración, lágrimas y
autoconocimiento. (Cynthia G.)
Cuando hablamos de feminicidio, abuso y
violación sexual, se me removió vivencias del pasado. Sentí desesperación ante
el aumento de la violencia y los feminicidios. Me cuestioné ¿qué podemos
hacer?, escuché a las compañeras que decían entre murmullos que concientizar a
más mujeres a que no permitan ningún tipo de violencia, nos iba a permitir liberarnos
y romper las cadenas de la opresión y del patriarcado. Aunque concientizar a
más mujeres y más generaciones puede tardar algún tiempo, lo estamos logrando,
porque por el simple hecho de estar reunidas en esta escuelita, son pasos en
avanzada. Sólo que me sigue carcomiendo, hiriendo, desesperando y enojando
despertar cada día, y leer que nos falta una compa, que fue asesinada a manos
de tratantes, de la pareja, del padrastro, del hermano, del amigo, del conocido
o del que simplemente iba pasando y se le dio la gana invadir nuestras cuerpas,
nuestras vidas. (Tana, 3ra gen.).
El hecho
de detenernos a mirarnos a los ojos, reconocernos como mujeres en una misma
situación de opresión y a la vez tratando día a día de salir de ella, darnos
cariño como si fuéramos bebés significó mucho para mí, porque no hay muchos
espacios donde se de este tipo de contacto cariñoso y sororario. (Susana, R.
3ra gen.).
Repensar en nuestra historia
milenaria de violencia, promueve la capacidad de las mujeres para tomar
decisiones y para luchar con las diferencias de clase, raza, cultura, educación
y edad. La educación popular feminista trabaja de manera intencionada por la
búsqueda de una Justicia Feminista que implica reforzar nuestros lazos de
hermandad y cuidado colectivo, para actuar en la prevención y búsqueda de
reparación del daño y no repetición.
2) Autoconciencia, es una herramienta de
reflexión y análisis en pequeños grupos, sobre la experiencia cotidiana, para
desmontar las cargas emocionales que el machismo ha impuesto a las mujeres y rescatar los conocimientos no reconocidos.[13]
La
subjetividad, espacio de la reflexión, es la experiencia personal que tiene
cada persona de su estar en el mundo. Su potencia deriva precisamente de que conecta a cada persona con el
mundo, con la sociedad, con la familia, con la naturaleza y lo social. El
abordaje desde las emociones y desde la subjetividad es también una opción
intencionada. Obedece a un posicionamiento metodológico pero también político,
en tanto busca recuperar y validar los conocimientos de las mujeres, devaluados
en nuestras sociedades patriarcales. A través de la autoconciencia, lo cotidiano es el lugar donde las mujeres
podemos reconocernos con más facilidad, donde podemos dar expresión a nuestra
voz, apropiarnos de nuestra existencia y transformar lo privado en colectivo,
lo personal en político.
Considero de
suma importancia los grupos de auto-conciencia puesto que estos vienen a solidificar el vínculo y la unión entre
mujeres, además parten de la experiencia de cada una de nosotras y eso
ayuda al análisis, la conciencia y la sanación de nuestras vidas. (Aracely
T., 1ra gen.).
Me permitió abrirme y generó confianza
entre todas, con lo cual pudimos analizar las lecturas desde nuestras
vivencias, así nos damos cuenta que lo
personal es político… Me ayudaron a quitar culpa de algunas cosas que me pasaron, entendí que como
mujer no soy culpable de los acosos, abusos y violaciones a mi persona. (Ana Martina R.1ra gen.).
Las sesiones de autoconciencia fueron
intensas, nos hacían cuestionar cosas que normalmente no lo hubiéramos hecho,
me impactó la pregunta de ¿Cuándo y cómo te diste cuenta que eras mujer?, y las
otras que tenían que ver con la elección del género. (Claudia B., 3ra gen.).
Me enseñó a no dejarme de cualquier clase de
abusos, a superar por fin mi antigua relación, que no me estaba dejando nada
bueno, sobre todo a mi autoestima. (Jocelyn G., 3ra gen.).
3) Autodefensa, técnicas físicas, psicológicas
y de actitud para la autoprotección, útiles para prevenir y defendernos de los
patrones de agresiones más frecuentes contra las mujeres, como acoso sexual,
violación, violencia doméstica o en la calle, etcétera. La
autodefensa no es sólo la dimensión física, nos permite deconstruir mitos que
nos convierten en inútiles y recuperar el poder personal, la seguridad
interior, la confianza en nosotras mismas, la autoestima; condiciones para la
construcción de la autonomía y la libertad.[14]
La autodefensa es la respuesta a una agresión previa como método de
salvaguardar nuestra integridad física y psíquica. El derecho a la defensa
propia frente a un daño o peligro es totalmente legítimo. Es fundamental la
defensa emocional así como la reivindicación de la necesidad de organizarse de
manera colectiva.
La sesión que más me ha impactado es la
de autodefensa, ya que el acoso es una situación que desafortunadamente se
tiene que lidiar diariamente, esto me dio más seguridad para caminar las calles
y poder transmitirla a su vez a las mujeres que están a mi alrededor. (Diana
M.).
Aúnque no
tenga una técnica de defensa aprendida, tengo algo muy importante que me deja
el módulo, en el momento que surja una agresión no me voy a paralizar. Tengo la
fuerza emocional y mental de que me voy a defender con las manos, los pies,
boca, con todo el cuerpo y no permitiré la agresión. Quedó claro para mí que
puedo hacerlo y sobre todo lo siento en el cuerpo. (Galindo,
4ta gen.).
El estar siempre alerta, el que nosotras nunca
tendremos la culpa de ser violentadas, el no dudar en defendernos, el que lo
importante no es la fuerza sino la técnica, que es necesario estar en constante
práctica. (Areli G., 1ra gen.).
Me servirá porque evitará que vuelva a permitir que me acosen, una
situación en la cual he sido víctima en muchas ocasiones, me siento con mayor
seguridad al caminar, al desenvolverme y a tener la fuerza de saber que habrá
más mujeres que me respalden con su cariño, apoyo y todo lo necesario. (Gude,
4ta gen.).
4) Con Reparaciones básicas
para el hogar traspasamos
a las mujeres la capacidad de apropiarse de los conocimientos técnico-manuales,
el manejo y uso de las herramientas y de
resignificar el “no puedo”, a través de localizar, entender y
reparar averías básicas, pero cotidianas, propias del hogar en torno a la
electricidad, plomería y el gas, actividades consideradas “no tradicionales
para las mujeres”.[15]
Cualquier
trabajo en el cual las mujeres representan 25% o menos del total de personal es
considerado “no tradicional”. Solamente 7% de todas las mujeres que trabajan
son empleadas en trabajos no tradicionales (AFSCME,
s/f). Son
actividades que requieren saberes y prácticas que se ubican en áreas de
conocimiento y calificaciones ajenas a lo que social y culturalmente se asignan
como roles y capacidades femeninas. La asignación de roles diferentes a hombres
y mujeres con las responsabilidades de la atención y cuidado familiar ponen de
manifiesto la división sexual del trabajo, lo que genera una segmentación
horizontal y vertical en el mercado de trabajo (Coordinación de Equidad
de género e igualdad de oportunidades en el trabajo, s/f). La persistencia de esta asignación es lo que genera la naturalización
de roles de género, por ello la Escuela, promueve las actividades técnico
manuales, fundamentalmente para lograr la autonomía de las mujeres no sólo en
la reparación de averías domésticas, también impulsando el gusto por dichas
actividades como posibilidad profesional.
Armé
mis lámparas en casa, arreglé mis extensiones e hice nuevas. Arreglé varios
grifos y pondré mi instalación de gas próximamente... (Eli, 3ra gen).
Sobre
todo en relación a plomería, me sentí capaz de desarmar y armar el material,
limpiarlo y dejarlo solucionado. Jamás lo había hecho antes. (Ita J., 3ra gen.).
Con las actividades prácticas acompañada de una
experta, vi que podía hacerlo. Es el diferenciador con un taller puramente
teórico o un tutorial de youtube, de hecho, ya gané mis primeros 200 pesos por
solucionar una avería. Fue más cercano a una apuesta de que podía hacerlo, que
a un cobro de honorarios. (Victoria,
5ta gen.).
Tenía problemas con el lavamanos en casa y lo
solucioné siguiendo la explicación y recomendaciones en clase, no fue difícil,
ni tedioso, desarmé las piezas, las limpié muy bien, luego las coloqué igual y
“no se estanca el agua más”… genial. (Ivonne P., 3ra gen.)
El
patriarcado pretende que las mujeres seamos inútiles, ahora con todo esto
enseñado por Lidia, la práctica se hizo mucho más factible para mí, me ayudó a
no malgastar mi dinero y ser más independiente en cuanto arreglos básicos en el
hogar. (Sinaí P., 3ra gen.)
5) Con Arte de la desobediencia, mediante distintas disciplinas artísticas
(hip-hop, teatro, poesía, producción radiofónica, producción de fanzines, fotografía, etcétera.), se genera la creatividad subversiva
y disidente que invita a desmontar la
carga cultural patriarcal, sexista y discriminatoria instaurada en
los discursos y disciplinas artísticas,
así como aportar herramientas creativas artísticas como medios de expresión
para la sanación, sensibilización, denuncia y la acción política en
general. El arte de la desobediencia ha
sido denominado también “artivismo” que viene de la combinación arte y
activismo o “movimiento
por la democracia cultural”, cuya función principal es hacer reflexionar al
público e invitarle a la participación y, de esta manera,
aumentar la conciencia pública colectiva frente a las actuaciones y situaciones
insostenibles y socialmente injustas; en este caso, sobre la situación de
exclusión que viven las mujeres.
La experiencia de sentir la cuerpa y todo el poder creador que hay en
ella. El reconocimiento de la habilidad para escribir mi propia historia...
Todas somos capaces de crear arte que incrementa su significado cuando va en
contra o es crítica y cuestiona lo establecido. El ritmo
y el poder de la palabra. Me
llevo las herramientas en mí ocultas, que soy capaz de escribir, cantar.
(Viridiana B., 1ra. gen.).
Aprendí que se puede
ser desobediente desde puntos muy sutiles como el arte, porque tienen impactos
muy fuertes. (Laura, 5ta).
Pude conocer herramientas sencillas a través de las cuáles comunicarme
de forma creativa y sacar todo el borlote (Haydee,
4ta).
El taller “Audios
disidentes”[16]
de Arte de la Desobediencia, realizado durante la 4ta generación, generó spots
para la sensibilización contra la violencia patriarcal, materializándose en la
campaña radiofónica “Voces Revulvacionarias”. Dicha campaña ha sido emitida por
un total de once radios comunitarias en el Estado de Oaxaca,[17]
así como en otras muchas de la república mexicana, Latinoamérica y el estado
español.
Logramos construir un audio que ayudará a informar a las mujeres que
nos escuchen que no están solas y que hay espacios donde pueden recibir apoyo y
sobre todo salir del círculo de la violencia. (Galindo,
4ta).
Usaré los audios en el colegio en donde trabajo, e iniciar una campaña
radiofónica, en realidad tengo ganas de crear materiales audiovisuales con lo
aprendido. (Deniss, 4ta).
Replicaré la experiencia con las mujeres de mi comunidad Santiago
Tenango, de hecho, ya lo estoy aplicando, pero también motivando y ayudando a
todas las mujeres que conozco (Vanessa, 4ta).
“De musas a Creadoras” es un taller de expresión artística corpo-musical, que usa las herramientas de la voz y la palabra a
través del hip hop, con las que propone
reflexionar y analizar la carga machista y sexista contenida en la expresión
musical convencional, desafiar, evocar el estado de las circunstancias del
entorno y/o proclamar alternativas. Coordina el taller Mare Advertencia Lírica, hip hopera oaxaqueña,
quien desde la escritura, y el baile produce composiciones en desobediencia.
Siempre creía que no sabía escribir, menos decir lo
que escribo porque desconozco lo establecido académicamente, no estudié para
ser escritora, con Mare entendí que puedo decir lo que pienso, y también
escribir. (Chely,
4ta).
Al principio me daba demasiada pena participar, y
se me complicaban algunos ejercicios, pero con las técnicas que nos enseñó Mare
fue mucho más fácil, hasta me daban ganas de seguir escribiendo, al final de la
sesión me seguía dando pena participar, pero la emoción de como mis compañeras
compartían sus escritos y ver que no era la única con ese problema, facilitaba
expresarme. (Analy,
4ta).
A veces no sabemos expresarnos o no nos detenemos
para escribir alguna idea o sentimientos y con Mare aprendimos a buscar las
circunstancias para que eso pasara. (Marce, 5ta).
Porque, aunque no sea una rapera ni esté en mis
planes serlo… la escritura es una herramienta para comunicarnos y liberarnos (Heydi, 4ta).
El taller “La
fotografía en el proceso de autoconciencia de las mujeres”, a cargo de Ivonne
Posada,[18]
ayuda a desmontar las imágenes y representaciones estereotipadas de las mujeres
y permitió en la clausura de la 5ta generación una muestra fotográfica con los
trabajos y las siguientes expresiones:
De esa forma
podemos decirle al mundo cómo queremos ser vistas, y dar nuestra propia
perspectiva de belleza, de importancia, y de valor… Mediante el arte de las
fotos podemos dar a conocer que el mundo no es como nos lo hacen creer…
mediante la imagen podemos ir cambiando este sistema patriarcal. (Conce, 5ta).
Porque me permitió ver el arte
como una posibilidad de incomodar y mover en otras personas, sobre todo en mí,
aquello que parece estar ya sin posibilidad de cambio. (Edna, 5ta).
Estamos invadidas de imágenes que reducen a las
mujeres a objetos sexuales, minimizando nuestras capacidades y habilidades y
sobre todo nuestra visión del mundo. (Iris, 5ta).
Después de cuatro años de camino
andado, seis generaciones, 196 egresadas, La Escuelita se ha consolidado. Cuatro
de las cinco integrantes de la ekipa son egresadas, cuatro de las cinco
facilitadoras de autoconciencia también son egresadas. Después de trece
semanas, las mujeres han manifestado que la Escuelita les cambia la vida.
Principalmente en su perspectiva colectiva y despatriarcal al ser parte de una
comunidad de mujeres que puede trabajar armoniosa y afectivamente. Varias de
ellas han generado iniciativas propias, han creado grupos de lecturas, de
deporte, han dado continuidad a la autoconciencia y autodefensa, se han
generado grupos de amigas, de manada, de espacios para el autosustento,
recreación y creatividad, han dinamizado el movimiento feminista oaxaqueño. ¡¡Ahora
contamos con “un espacio rentado” donde empezaremos a proyectar de manera más
amplia la construcción de autonomía con, por y para las mujeres, de
consolidación de redes, de intercambio de saberes, de transformación y
transgresión, de crecimiento y fortalecimiento individual y colectivo!! La
alegría se nos desborda junto al agradecimiento a todas las colaboradoras,
aliadas, colectivos y voluntades que han hecho posible hacer realidad este
sueño.
Clarificó la idea de que no estoy loca, ni soy una
exagerada, vivimos en una sociedad inequitativa, creo que ahora tengo aliadas
sólidas para hacer frente a esta lucha (Victoria, 5ta).
Una de
las mejores cosas que han podido pasarme, no sólo por lo laboral, sino por toda
la riqueza interna que he tenido desde que puedo considerarme parte de ella, ha
sido increíble poder conocer muchas mujeres y sentir que aunque somos tantas,
tenemos tanto en común; el fortalecimiento y reconocimiento de lo valiosas que
somos cada una en lo individual y lo importante de la fuerza que podemos tener
en conjunto. (Anahí, 5ta).
Una
oportunidad de conectar conmigo misma, destrozar mi encierro y ese conformismo
con el que se nos adoctrina y también limita nuestra vida: cumplir con el deber
ser, esposa y madre solamente. La escuela me ha inspirado, me ha impulsado
incondicionalmente. (Ivonne, 4ta).
La Escuelita es un espacio abierto
que fomenta el intercambio y la retroalimentación con otras mujeres del mundo
que quieran conocernos e intercambiar conocimientos y habilidades. Su
metodología innovadora, integral y de alto impacto es reproducible en cualquier
lugar del planeta (con sus adaptaciones locales), así es que las invitamos a
buscarnos y encontrarnos:
Correo
electrónico: escuela.libertad.mujeres@gmail.com
Celular & WhatsApp: + 00 52 1 951 292 35 67
Celular & WhatsApp: + 00 52 1 951 292 35 67
Facebook, You tuve y Archive: escuela para la
libertad de las mujeres
Web: escuelalibertadmujeres.org
Bibliografía
AFSCME (s/f), “Las Mujeres en Trabajos No
Tradicionales”. Disponible en: https://www.afscme.org/news/publications/en-espanol/las-mujeres-en-trabajos-no-tradicionales [consultado el 28 de junio del 2018]
Arana Sáenz, Imelda María y Rapacci Gómez, Lucía
(2013). “La educación popular feminista una perspectiva que se consolida”. En
Lola Cendales, Marco Raúl Mejía y Jairo Muñoz (coordinadores), Entretejidos de la educación popular en
Colombia, CEAAL Editores, pp. 81-98. Disponible
en: http://bdigital.unal.edu.co/45596/1/laeducaci%C3%B3npopularfeministauna.pdf
[consultado el 28 de junio del 2018]
Coordinación de Equidad de género e
igualdad de oportunidades en el trabajo (s/f). Capacitación en mecánica de motos. Una experiencia de formación en
oficios no tradicionales para mujeres. Ministerio de trabajo, empleo y
seguridad social de Argentina, p.5., Disponible en: http://trabajo.gob.ar/downloads/igualdad/140703_mecanicamotos_cuadernillo.pdf
[consultado el 28 de junio del 2018]
Korol, Claudia (2008), “Una perspectiva
feminista en la Formación de los movimientos populares. La Batalla simultánea
contra todas las opresiones”. Revista venezolana de Estudios de la mujer,
Caracas, julio-diciembre, vol. 13 N° 31, pp. 1 disponible en: http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_vem/article/view/2123/2020
[consultado el 28 de junio del 2018]
Torres,
Ana Felicia (2010) “Metodología de Educación Popular Feminista”. En Serie Escuela de Formación Política
Feminista. Asociación Feminista La Cuerda, de la Asociación de Mujeres de
Petén, Ixqik, y de la Alianza Política Sector de Mujeres., pp. 13 disponible
en: https://www.eda.admin.ch/dam/countries/countries-content/nicaragua/es/Modulo%201%20Educaci%C3%B3n%20polular.pdf
[consultado el 28 de junio del 2018]
Zibechi,
Raúl, 2018, Medio siglo de Educación popular, La Jornada, 8 de junio, pp 31. http://www.jornada.unam.mx/2018/06/08/opinion/019a2pol,
[consultado el 28 de junio del 2018]
[1] El artículo se
realizó con los aportes de las integrantes de la ekipa, las facilitadoras y
aportes y testimonios de los informes. Encargada de redacción, Norma Mogrovejo.
[2]
Nací en un pueblo quechua a cerca de 4 mil metros de altura donde aprendí en un
colegio de monjas alemanas, la cultura de la blanquitud. A los 14 mi familia
migró a Arequipa, una ciudad conservadora donde me hice feminista y también
lesbiana. A los 28 me sexilié en México porque las mujeres no encontrábamos
forma de vivir fuera de la heterosexualidad sin riesgos. En México encontré una
comunidad de referencia donde vivo mi cuerpa lesbiana con entusiasmo. Soy
Profesora Investigadora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México donde
reflexiono con mis pares dialogantes sobre los modelos civilizatorios que han
impuesto cuerpos, pensamiento, obediencia, y las formas de construir
comunidades estratégicas fuera del mandato
estado/nación/heterosexualidad/clase/raza. He publicado algunos libros sobre el
movimiento lésbico del Abya Yala: Un amor que se atrevió a decir su nombre. La
lucha de las lesbianas y su relacion con el movimiento homosexual y feminista
en America Latina; y, Desobedientes.
Experiencias y reflexiones sobre poliamor, relaciones abiertas y sexo casual
entre lesbianas latinoamericanas, entre otros. normamogrovejo@gmail.com
[3] El Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI) de México ha contabilizado, de 2007 a 2016, la
cifra de 22,482 mujeres asesinadas en todo el país, una cada cuatro horas. De
acuerdo a estadísticas realizadas por la sociedad civil, para noviembre de 2017
habían sido asesinadas 1844 mujeres, es decir ocho diarias https://regeneracion.mx/cierra-el-2017-con-cifra-espeluznante-mil-844-feminicidios-en-mexico/,
de las cuales menos del 19% se investigan como feminicidio http://www.huffingtonpost.com.mx/2017/02/08/menos-del-20-de-asesinatos-de-mujeres-en-mexico-son-considerado_a_21709257/
[4] Según estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad
Pública de México, en los seis primeros meses de 2017, se denunciaron 16.631
delitos sexuales y concretamente 6,444 violaciones, o sea, una media de 35
diarias http://www.animalpolitico.com/2017/08/violencia-sexual-2017-violacion/.
[5] El
número de víctimas de trata de personas en México, hasta el 2016, se estima en
500,000 casos, de los cuales alrededor de 70,000 son menores de edad sujetos a
explotación sexual. Cada año, alrededor de 21,000 menores de edad son captados
por las redes de trata de personas con fines de explotación sexual y 45 de cada
100 son niñas indígenas. El 93% de las víctimas de trata de personas son
mujeres y 26% menores de edad. Destaca que alrededor de 45.4% de las víctimas
son captadas por una persona conocida, 49.1% por desconocidos y 5.5% por
miembros de la delincuencia organizada https://www.eleconomista.com.mx/politica/Mexico-sin-cifras-precisas-sobre-trata-20170730-0073.html.
[6] La Fiscalía Especializada en Mujeres Víctimas de
Delitos Por Razones de Género, a través del “Protocolo Alba”, recibió alrededor
de 360 reportes de mujeres y niñas desaparecidas en 2017. https://www.debate.com.mx/mexico/En-2017-han-sido-localizadas-349-mujeres-desaparecidas--20170510-0106.html
La desaparición de mujeres
adolescentes, de 15 a 17 años de edad, aumentó 974 por ciento
de 2010 a 2014, pues de los 57 casos registrados en 2010 se incrementaron
a 612 en 2014, según datos de la Red por los Derechos de la
Infancia (Redim). https://aristeguinoticias.com/2402/mexico/en-cuatro-anos-aumenta-974-desaparicion-de-mujeres-adolescentes-redim/
[7]
Oaxaca (entre 2000 y 2015) se ubicaba como la quinta entidad del país más
riesgosa para la vida de las mujeres, detrás del Estado de México, Chihuahua,
la Ciudad de México y Guerrero. Durante 2014, Oaxaca ocupó el tercer lugar a
nivel nacional en feminicidios, sólo detrás del Estado de México y el Distrito
Federal.
Desde
el 2016 con el actual gobernador, se han registrado 431 mujeres víctimas de
violencia:
feminicidios
126; violencia familiar 102; delitos sexuales 84; desaparecidas 79; suicidios
19; violencia política de género 21.
[8] La propuesta
metodológica es integral y ha sido solicitada para ser replicada en otras
entidades y países.
[9]
Espacio corpo-geopolítico que refiere la cuerpa biológica de cada mujer, la
cuerpa política del colectivo mujeres y al Abya Yala, todas como territorio de
interés geopolítico para la explotación económica y/o sexual.
[10] Este módulo además,
rescata los aportes del feminismo lésbico a la teoría feminista, ha sido impartido
por Norma Mogrovejo y Tais Itacarambi
[11] Este taller, en las
cinco generaciones, ha tenido varias versiones que han sido impartidas por
Aurea Ceja, Diana Torres y Lola Perla.
[12] Este taller está a
cargo de Amandine Fulchiron, al que denomina “La violencia sexual, feminicidio
y guerra contra el cuerpo de las mujeres”
[13] Este taller está a
cargo de Arely García, Daniela García, Ara Torres, Marytrini García e Itandehui
Juárez
[14] Este taller fue
impartido por Comando Colibrí en la 1era y 2da generación; en la 3ra y 4ta por
Katya y Amparo y en la 5ta por Las Hijas de su Tonantzin Tlalli
[15] Este taller está a
cargo de Lidia Aguado Asensio, “La Tía”.
[16] Este taller estuvo a
cargo de Griselda Sánchez, “La More”.
[17] Las radios
comunitarias en el Estado de Oaxaca son espacios de comunicación alternativos
al monopolio de la comunicación comercial, generados desde y para las propias
comunidades, muchas en sus propios idiomas.
[18] Compañera egresada de
la 3ra. generación de la Escuelita.
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